jueves, 25 de junio de 2009

Al pop se le paró el corazón

Cortesia elpais.com

Un infarto acaba en Los Ángeles con la vida del autor de 'Thriller'

Al pop se le paró el corazón a las 12:26, hora de Los Ángeles. En ese minuto el teléfono de emergencias recibió una llamada: Michael Jackson había sufrido un paro cardiaco en su casa de Bel-Air y no respiraba. Tres vehículos de los servicios de urgencias respondieron a la petición de auxilio de un miembro del servicio del rey del pop con la esperanza de reanimar al cantante. Dentro de la mansión se iniciaron los primeros auxilios. "Fue como vivir un momento histórico", dijo una de sus vecinas. Desde el pasado mayo, Jackson vivía en Bel-Air, cuando alquiló un palacete estilo francés de siete dormitorios y 13 cuartos de baño. Esta vecina, como el resto del barrio, se enteró de la noticia cuando la policía cortó el tráfico para dejar salir a las ambulancias. Desde las aceras, los turistas, fauna habitual del exclusivo vecindario, disparaban sus cámaras "por si hay suerte".
En el interior de una de las ambulancias iba un músico sin el que no se puede entender la historia del pop. Billie Jean o Thriller convirtieron a este artista nacido en Gary (Indiana), en 1958, en el mayor superventas de la historia de la música estadounidense. Veintisiete años después de aquel éxito rotundo, que también revolucionó el mundo audiovisual con el legendario vídeo que llevó durante casi quince minutos un baile de zombis magistral a las televisiones, Michael Jackson aún es el artista estadounidense que mayor número de discos ha vendido: 750 millones de álbumes en todo el mundo, un hito de la historia de las discográficas, para las que estrellas como Jackson ya nunca generarán los mismos ingresos.

Según Steve Ruda, portavoz de los servicios de emergencia que asistieron a Jackson, la ambulancia sólo tardó seis minutos en llegar al centro médico UCLA Ronald Reagan. Pero los esfuerzos fueron en vano. El primer indicio lo dio LaToya Jackson cuando salió por la puerta de urgencias con su rostro cubierto. Su madre, Katherine, también estaba con él. A las 3:15 hora local -nueve horas más en la España peninsular- la muerte de Michael Jackson se confirmaba oficialmente. Para ese momento cientos de periodistas y fotógrafos estaban a la puerta del hospital.

Así desaparecía un artista marcado por su talento musical, sí, pero también por sus excentricidades. Primero fue la burbuja de oxígeno en la que pasaba largas temporadas para ralentizar el proceso de envejecimiento. Después los rumores de que intentaba dejar de ser negro y volverse blanco. Fue víctima de un incendio, que le desfiguró parte de la cara, y según aseguraban sus allegados, le volvió especialmente paranoico.

Después compró su rancho Neverland, donde construyó una especie de paraíso para niños a los que invitaba a su casa constantemente. Hasta que llegó la primera acusación de abuso de menores en 1993, saldada con un acuerdo multimillonario. Su reputación quedó tocada para siempre. Y una década más tarde, en 2005, cuando otra familia le acusó de lo mismo, no pudo salvarse del escarnio público que produjo un largo proceso judicial que cercenó no sólo su salud física sino, según sus allegados, también su salud mental. Consiguió que le declararan inocente, pero sirvió de poco: la prensa se cebó con él y tras el juicio, desapareció de la vida pública para enclaustrarse en el reino de Bahrein con sus tres hijos. Después de cuatro años de ausencia, tenía previsto volver a los escenarios el 13 de julio en Londres.

Y por eso descansaba en su mansión angelina. El acordonamiento de la zona del hospital repercutió en el tráfico en las principales arterias de la ciudad. Twitter también se vio colapsado por la noticia. "No, oh dios mío", escribió otra reina de las revistas de cotilleos, Lindsay Lohan, incrédula ante el fallecimiento de este eterno Peter Pan. El actor y humorista Marlon Wayans -figura de la comunidad afroamericana- también hizo llegar sus plegarias a la familia de Jackson cuando todavía ni su padre, Joseph, ni la mayor parte de sus hermanos había podido llegar a su lado. "Sin él no sería lo que soy", dijo Ludacris. "He perdido a mi hermano pequeño. Un trozo de mi alma se ha ido con él", declaró el productor y amigo Quincy Jones, junto con quien hizo posible su mayor éxito, Thriller. "La divinidad unió nuestras almas", resumió Jones, devastado por lo que sólo describió como una noticia "trágica e inesperada".

Los homenajes se extendieron en el otro extremo de la ciudad, en el Paseo de las Estrellas, donde los aficionados convocaron por Internet una vigilia junto a la estrella que lleva el nombre de este artista. Una reunión confusa porque la auténtica estrella de Jackson estaba tapada por el estreno de Brüno, la comedia de Sacha Baron Cohen. Muchos de los fans se congregaron, entonces, en otra estrella, la dedicada a Michael Jackson... pero era la de un locutor de radio del mismo nombre. Hasta en su luto pudo la confusión y la excentricidad.

viernes, 5 de junio de 2009

NO ES EL AVION DE AIRFRANCE...

Brasilia, 4 de junio. La investigación sobre la caída del Airbus A330-200 de Air France en el océano Atlántico dio hoy un vuelco cuando el director de Control del Espacio Aéreo de Brasil, Ramón Cardoso, afirmó que el combustible y las piezas de avión encontrados a unos 700 kilómetros del archipiélago Fernando de Noronha no pertenecen a la aeronave desaparecida el lunes en la madrugada, que cubría la ruta Río de Janeiro-París.



Los primeros supuestos restos de avión avistados este miércoles fueron recuperados la mañana del jueves por la marina de Brasil. Se trató de un soporte de carga, conocido como pallet, además de dos boyas, que fueron trasladados a una de las islas del archipiélago Fernando de Noronha.
Sin embargo, por la noche Cardoso dijo que “podemos afirmar con certeza que el material localizado no es parte de la aeronave de Air France. Existen pallets de madera, pero no en el caso de este avión”.


Asimismo, Cardoso dijo que la mancha de combustible hallada es demasiado grande para ser parte del Airbus A330-200. “En ningún avión la cantidad (de aceite) pasa de 50 litros en cada motor. Pero las manchas que encontramos son mayores”, indicó, según la versión en Internet del diario O Estado.


La versión del funcionario aeronáutico brasileño echó por tierra la afirmación del ministro de Defensa, Nelson Jobim, en el sentido de que el hallazgo de combustible y aceite es prueba de que no hubo fuego ni explosión antes de que la nave se desplomara con 228 personas a bordo.
Desde las primeras horas de este viernes, el asunto de la nave volvió a ocupar la atención de los medios de información en Brasil, Francia y España, con revelaciones y análisedis de expertos.
El diario El Mundo, de Madrid, dio a conocer declaraciones de un piloto de la aerolínea Air Comet, quien afirmó que “de repente, observamos a la lejanía un fuerte e intenso destello de luz blanca que tomó una trayectoria descendente y vertical que se desvaneció en segundos”.


La versión formó parte del informe oficial del vuelo 974 que el capitán entregó a la compañía, lo cual fue confirmado por su director, José María Llodra.


“Por coincidencia con la hora y lugar, pongo en su conocimiento estos hechos, por si fuesen de utilidad en el esclarecimiento de lo sucedido”, dijo el piloto en su reporte. Un copiloto y una pasajera ratificaron estas afirmaciones, según Llodra.


Los dos aviones viajaban a una distancia relativamente cercana y en la misma región. El piloto de Air Comet confirmó que en la madrugada del primero de junio había “tormentas con actividad eléctrica” en una zona que se encuentra alrededor del Ecuador y por esa razón tomó la decisión de desviar su ruta 60 kilómetros más al norte.


En ese momento, el avión de Air Comet se encontraba a una altitud de 35 mil pies (unos 10 mil metros), en una latitud de siete grados al norte del Ecuador y a una longitud 49 grados oeste, precisó Llodra. De acuerdo con los primeros informes divulgados el lunes, el Airbus viajaba a unos 11 mil metros antes del percance, a una velocidad de 840 kilómetros por hora.
El último mensaje emitido automáticamente por el avión de Air France fue desde un punto a tres grados norte y 30 grados oeste, aproximadamente a dos mil kilómetros de la posición de la aeronave de Air Comet.


A esa altitud y de noche se pueden ver cosas “a una distancia muy importante”, según Llodra, que fue piloto de aviones Airbus, fabricados por la corporación europea EADS, con sede en Francia. La nave accidentada fue entregada y puesta en operación por Air France en 2005 y estuvo en hangares de servicio y mantenimiento hace dos meses.
Además del testimonio del piloto de Air Comet, investigadores franceses aportaron otros datos que podrían explicar la causa del accidente.


Los peritos franceses creen que la aeronave adoptó la “velocidad equivocada” (menor de la necesaria) antes de entrar en la zona de tormentas que habrían tenido una velocidad de desplazamiento de 160 kilómetros por hora. Al encontrarse con condiciones meteorológicas difíciles, los pilotos del Airbus siniestrado debieron mantener la potencia de los reactores para seguir la línea de vuelo.


La agencia gubernamental francesa encargada de la investigación salió al paso de la versión publicada por Le Monde con una declaración en el sentido de que los mensajes sobre la velocidad del avión fueron “incoherentes”.


El miércoles, la prensa brasileña informó que cuatro mensajes automáticos enviados por el Airbus A330-200 durante cuatro minutos –antes de desaparecer– sugerían la posibilidad de un colapso repentino de los sistemas eléctricos, tanto el central como el de apoyo. El último mensaje, transmitido a las 23:14 (hora de Río de Janeiro), señalaba que la cabina estaba en “velocidad vertical”, lo que podría indicar que la cabina se había despresurizado y que la nave tomó caída libre.